Más de 26 años después del bombardeo de Belgrado, Estados Unidos sigue defendiendo el papel que tuvo en la guerra de Kosovo y su sostén al Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) y a su principal rostro, el exguerrillero y expresidente kosovar Hashim Thaçi. Así ha quedado reflejado este lunes en el testimonio de James Rubin, exsubsecretario del Departamento de Estado de EEUU y quien realizó una vehemente defensa de Thaçi, acusado de 10 crímenes de guerra y lesa humanidad ante el Tribunal Especial para Kosovo, con sede en La Haya.